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Descuartizadas


Publicado en Daños Colaterales, columna de Sanjuana Martínez 


La palabra es aterradora; tan aterradora como la realidad.
Y tenemos que usarla para describir el nivel actual de los feminicidios en México. Es la nueva modalidad en el asesinato de mujeres. Los sinónimos son puntuales: dividir, cortar, despedazar, mutilar, amputar, cercenar, escindir, seccionar, destrozar, trocear, desmembrar…
Eran las siete de la mañana. Había tres cajas de plástico en la cuneta de la carretera Cadereyta-Allende, en Nuevo León. Estaban llenas. El hallazgo dejo sin palabras a los ministeriales. Cuando se acercaron, determinaron inmediatamente que eran mujeres. Dos mujeres en pedazos.
Se llamaban Katia Cavazos Castilla y Kendy Cavazos Caballero. Tenían 24 años. La primera era sobrina de Juan Aurora Cavazos, secretaria de Desarrollo Social del estado. Las cajas tenían un mensaje: “Esto les pasa por charoleras, ahí te van subteniente Martínez”.
Ambas fueron detenidas el 31 de julio por ingerir bebidas alcohólicas en la vía pública. Estaban paseando en la plaza de Allende, disfrutando del domingo. Eran las ocho de la noche. Los policías se las llevaron a la comandancia. Una de ellas logra avisar a su familia. El novio de su hermana es militar, subteniente. Hizo una llamada al jefe de policía de Allende para que las liberarán, considerando la falta menor que cometieron.
El encargado consultó la liberación con su superior: un Zeta jefe de la plaza que le ordenó llevarlas a la calle trasera de la comandancia. Se las entregó a tres hombres que viajaban en un coche gris de reciente modelo. Y el resultado ya lo conocemos. ¿Qué vivieron Katia y Kendy con sus captores  aquella noche aciaga? ¿Por qué descuartizarlas?…
Un día después, otra mujer en pedazos fue encontrada en un baño de lámina galvanizada en la misma carretera. Tenía un mensaje: “Esto me paso por Z”. Es la carretera de las muertas. Allí mismo, hace dos meses, apareció Perla Elizabeth Campos Garza de 22 años. Fue cortada en seis pedazos. La metieron en un baño de lámina de 65 centímetros de diámetro por 30 centímetros de altura. Le dejaron un mensaje: “Pantera 6 lenón”. Seis días después en la misma carretera, pero a la altura del kilómetro 14 en la comunidad Hacienda El Alamito, aparecieron dos costales en la cuneta. Tenían cinco partes de un cuerpo de mujer. Sin cabeza.
El 4 de junio, dejaron un taxi estacionado afuera de la Policía de Guadalupe. En la cajuela, el cuerpo descuartizado de una policía. Se llamaba Azalia Vanesa Cervantes Arámbula y tenía 28 años de edad. Había un mensaje contra la alcaldesa de ese municipio, Ivonne Álvarez, que decía: “Puta traicionera”.
La dejaron en tres bolsas de plástico negro, las que se utilizan para la basura. La cabeza fue colocada en una cubeta de plástico de pintura. Faltó una pierna que nunca encontraron. Lilia Martínez Jacobo tenía 44 años y fue abandonada frente a Plaza Galerías en Cuernavaca el 1 de julio.
Utilizaron un serrucho. La metieron en varias bolsas de plástico de Oxxo y Aurrera abandonadas en el Centro Histórico de Puebla. Los policías siguieron el rastro de sangre y a pocos metros, en un departamento, encontraron la caja torácica. Se llamaba Mafalda Castañeda Velázquez de 26 años. Era trabajadora del sexo comercial. La mató su amigo Emanuel Bedoya Benítez, alías “El Güero”.
En San Luis Potosí, el 10 de abril fueron encontradas dos mujeres. Sus pedazos fueron enterrados en la cuneta de un camino vecinal en la comunidad de Palo Seca, en el municipio de Villa Juárez. Cuando la policía llegó al lugar denunciado por una llamada anónima, los animales comían los restos.
A Melina Mendoza Meza, de 17 años de edad la encontraron en un tinaco   de plástico el 3 de abril en Reynosa. No estaba completa. Sus piernas y brazos fueron tirados a pocos metros en un basurero. La encontró su madre que inmediatamente sospechó de su ex pareja sentimental, Salvador Guerra Favela quien finalmente confesó el crimen.
Son muchos los casos. La mayoría de los crímenes tienen un componente de género. Hay violaciones, mutilaciones de tipo sexual. Cuesta resumir cada uno de los casos porque el estomago se nos revuelve no sólo por las imágenes a través de las palabras, sino por la indignación, el coraje de saber que estamos en un país donde los feminicidos crecen desaforadamente. En un país donde sus gobernantes, legisladores, senadores, no tienen voluntad política para resolver la endémica violencia que padecen las mujeres. Si no hay un castigo correspondiente al delito, los agresores seguirán cometiendo las peores aberraciones. La impunidad invita a la repetición del crimen.
La guerra contra el narco ha invisibilizado estos y otros feminicidios cada vez más crueles, más salvajes, más sanguinarios. Hasta el año pasado, el Observatorio Nacional Ciudadano del Feminicidio había documentado en los últimos tres años 2,620 feminicidios en menos de la mitad del país. La cifra seguramente creció de manera considerable.
La famosa Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia no ha logrado frenar los asesinatos. Algo está fallando. El gobierno de Felipe Calderón sigue empeñado en invisibilizar los feminicidios, pero basta, no se puede tapar el sol con un dedo. Es urgente la creación de un Banco Nacional de Datos e Información sobre casos de violencia contra las mujeres. Se requiere de manera inmediata la implementación de protocolos homologados nacionalmente de investigaciones en los crímenes y en las condenas, condenas que deben incluir una perspectiva de género.
La Fiscalía Especializada para Delitos de Violencia contra las Mujeres (FEVIMTRA) dirigida por Sara Irene Herrerías Guerra tampoco está dando resultados que disminuyan el problema. Algo está fallando. Esta dependencia no podrá tener éxito hasta que no se le dote de atribuciones necesarias para investigar, sancionar y reparar los crímenes.
Las cortinas de humo desde el Estado sobran. Pero su fracaso lo demuestran estos horribles crímenes que se unen a otros delitos como el de la trata. La PGR ha documentado 525 mujeres y niñas desaparecidas.
Hace unos días, el 29 de julio, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal realizó la primera condena por feminicidio. La primera. Y esto se logró a dos días de que entrara en vigor la reforma al Código Penal que tipifica el feminicidio.
No todos los gobernadores de los estados están dispuestos a tipificar el feminicidio. Tenemos un gran ejemplo de invisibilidad realizado por Enrique Peña Nieto. Otros gobernantes siguen su camino. Creen que desatendiendo el problema y ocultando las cifras, terminarán tarde o temprano con los crímenes. Al final, ellos también son responsables del aumento de los feminicidios.
Más allá de la cuestión policial y judicial; de prevención y sanción; de la reparación y la educación necesaria, es digno de análisis los métodos salvajes y primitivos utilizados en el feminicidio de la narcoguerra. Las mujeres se han convertido en un botín de guerra y sus cuerpos son utilizados para la satisfacción personal y para hacer daño a los enemigos.
Hacen falta respuestas: ¿por qué tanta saña? ¿por qué la inquina contra el origen? ¿por qué tanto odio a la mujer?

Maciel Vive

Por Sanjuana Martínez publicado en >>Sinembargo



Mientras los Legionarios de Cristo existan, Marcial Maciel vivirá. Su espíritu, su legado, su escuela, su sistema financiero perduran en la Orden que fundó. Y a pesar de los cambios recientes, el pederasta por antonomasia de la Iglesia Católica universal seguirá presente en el Vaticano gracias a la razón más antigua del mundo: el dinero.

El capítulo financiero de la Legión de Cristo sigue celosamente guardado por la Santa Sede, pero es la clave de la permanencia absoluta de Maciel y sus cómplices en el Reino de Cristo a pesar de los cambios de la cúpula sucesoria para el 2014, anunciada hace unos días como el punto final de la supuesta refundación de la Orden.

“La Legión es la única multinacional mexicana en el mundo de la religión”, dice Luis Garza Medina, vicario general de los legionarios quien acaba de anunciar que dejará su cargo junto al actual director, Álvaro Corcuera, y otros discípulos cercanos y cómplices de Marcial Maciel. Es la forma que ha encontrado el Vaticano para intentar cerrar el capítulo pestilente del fundador.

La esperada “Comisión de la Verdad” para investigar los crímenes del fundador no llegará nunca. Quienes creyeron en la voluntad del Papa Benedicto XVI de hacer justicia y ofrecer reparación a las víctimas de Maciel, estaban equivocados.

A partir del 1 de agosto, Garza Medina, perteneciente a la familia regiomontana dueña del Grupo Alfa, se hará cargo de la demarcación de la congregación en Estados Unidos. Es el gran cerebro financiero de Legión y ha concedido una entrevista a National Catholic Registerdonde asegura que hasta 2006 conocieron la doble o triple vida de su fundador, sus hijos y sus crímenes sexuales: “Nunca tuve una relación con el padre Maciel… Nunca permitió a nadie entrar en su vida. Yo ni siquiera tenía su celular”. Difícil de creer. Las mentiras son endémicas en la Legión.

Para justificar al fundador de los Legionarios de Cristo, el Papa Ratzinger también ha sido capaz de todo, no sólo de protegerlo durante décadas, sino de justificar sus actos y los delitos de otros agresores sexuales con sotana. La “pedofilia” ha dicho, no ha estado “totalmente condenada por la sociedad” durante mucho tiempo. De hecho, asegura que las relaciones con niños se veían como algo normal: “En los 70, la pedofilia se consideraba, teóricamente, como una relación si había conformidad por parte del adulto y del menor”, dijo Benedicto XVI.

Con estas declaraciones, el Papa intenta evadir la responsabilidad de la Iglesia en miles de casos de abuso sexual de sacerdotes. De esa manera, protege el patrimonio de la Iglesia católica y evita pagar las compensaciones económicas derivadas por estos crímenes sin castigo ni reparación, considerados de lesa humanidad. Sólo la Iglesia estadounidense ha gastado más de 2,000 millones de dólares en pagos a las víctimas del clero pedófilo y está en banca rota. El pontífice quiere evitar que cunda el ejemplo y por eso se concreta a recomendar a los sacerdotes del mundo que “reparen en la medida de lo posible las injusticias que han ocurrido y ayuden a las víctimas a recuperar el mensaje cristiano”. Nada de justicia y reparación.

Los dineros de Dios, por tanto, están a salvo. Y particularmente, los dineros de los Legionarios de Cristo, una de las Órdenes religiosas que más aportan a la Santa Sede. La vista gorda de Ratzinger y Juan Pablo II frente a los delitos de Maciel se entiende con base en los 650 millones de dólares que generan anualmente los Legionarios de Cristo.

A pesar de los crímenes deleznables de Maciel cometidos contra decenas de niños e incluso sus propios hijos, la Obra se consolida financieramente. Cuenta con el apoyo de millonarios. Los grandes sostenedores de la Legión de Cristo siguen siendo casi los mismos que la ayudaron a nacer y crecer, especialmente las familias de la oligarquía regiomontana: Carlos Slim, los Azcárraga, Romo Garza, de Grupo Pulsar; Servitje Sendra, de Bimbo; Maldonado Elizondo, de Copamex; Gutiérrez Muguerza, dueños de DeAcero; Garza Sada, dueña de Vitro; Garza Lagüera, propietaria de Femsa; Garza Medina, del Grupo Alfa; Elizondo Lozano de Banca Serfin; Elosua Muguerza, de Lamosa; Elizondo Treviño de Seguros Monterrey; Santos de Hoyos de Gamesa; Lobo Morales, de Arka; Zambrano Treviño, de Cemex; Canales Clariond, antiguos dueños de IMSA; Sada Zambrano, anteriores propietarios de Cydsa; Lankenau Rocha, del Grupo Financiero Abaco-Confía… y otros como los Maldonado, Mugüerza, Fernández, Elizondo, Lagüera, Hinojosa, Salinas, Rocha, Treviño, González, Medina, Hernández, Canales, Páez, Margáin, Lobo, Maíz, Stelzer, Barragán, García, Narro, Romo…

Ser legionario sigue siendo para muchos motivo de orgullo y de estatus económico. Prefieren olvidar o ignorar los delitos sexuales del fundador y la cadena de pederastia enquistada dentro de la Orden. Las víctimas de Maciel son ahora los que dirigen la Legión. Abusados que muchas veces se convierten en abusadores. Pero sus defensores dicen que una cosa es la Obra y otra, la vida de un pederasta, drogadicto y malversador de dinero que la fundó.

La Legión de Cristo no opera como una congregación religiosa. Es un holding empresarial con inversiones en Bolsa y cuentas bancarias en paraísos fiscales. Tiene decenas de denominaciones sociales, asociaciones civiles, compañías… Los abundantes recursos del Regnum Christi son manejados por Garza Medina a través del grupo Integer Ethical Funds (IEF). Tienen 15 universidades donde estudian los hijos y nietos de la burguesía mexicana, estadounidense o española. Además, cuentan con 177 colegios en el mundo y 50 centros universitarios bajo la denominación de Interamericana de Desarrollo.

Los legionarios tienen varios métodos de recaudación de caudales. Nelly Ramírez Mota Velasco, autora del libro El reino de Marcial Maciel. La vida oculta de la Legión y el Regnum Christi, desvela el mundo de terror que viven las Consagradas de la Obra y también el manejo turbio de las donaciones de la Orden: “Lo recaudado en las obras de cada territorio puede variar de unas zonas a otras. Así, los territorios de México y Monterrey pueden sobrepasar los 20 millones de dólares anuales, pero Chile y Argentina apenas llegarían a los 10. Del mismo modo, en el montante de gastos, Italia sería uno de los que más gastan, por encima de los 30 millones, seguido de España, que ronda los 20”.

Entre los múltiples sistemas de donaciones que manejan, existe el programa Pro-Beca para seminaristas: “La señora Adriana Lemus es la encargada de recoger ese dinero en el territorio de México. Mensualmente lo entrega a la administración territorial y ese dinero lo recibe una sociedad que, a su vez, lo envía a Estados Unidos, a las cuentas de tres sociedades constituidas en ese país. Estas sociedades entregan después el dinero a Roma en forma de distribución de dividendos de sus socios”.

La salud financiera de los Legionarios de Cristo permite seguir entregando grandes cantidades a la Santa Sede y al Papa Ratzinger y ofrecer costosos regalos a Cardenales, Obispos y miembros de la Curia. Al César lo que es del César y al Vaticano lo que es de Dios.

Con tanto dinero, el futuro es previsible: larga vida a los Legionarios de Cristo y a su fundador pederasta, Marcial Maciel.


Cassez dice que no sabía a que se dedicaba Israel, su novio

“Mi nombre es Cristina Ríos Valladares y fui víctima de un secuestro, junto con mi esposo Raúl (liberado a las horas siguientes para conseguir el rescate) y mi hijo de entonces 11 años de edad. Desde ese día nuestra vida cambió totalmente. Hoy padecemos un exilio forzado por el miedo y la inseguridad. Mi familia está rota. Es indescriptible lo que mi hijo y yo vivimos del 19 de octubre de 2005 al 9 de diciembre del mismo año. Fueron 52 días de cautiverio en el que fui víctima de abuso sexual y, los tres, de tortura sicológica. El 9 de diciembre fuimos liberados en un operativo de la Agencia Federal de Investigación (AFI)”. 
El testimonio corresponde a una víctima de la banda de Los Zodiaco liderada por Israel Vallarta compañero sentimental de la francesa Florence Cassez, una mujer que se dice inocente del delito de secuestro por el cual se le condenó a 60 años de prisión. Su caso ha provocado un conflicto diplomático entre México y Francia. Es un conflicto por una presa condenada por un delito detestable que alimenta una próspera industria. El secuestro ha colocado a México en el primer lugar del ranking mundial con 8.000 casos anuales.
Florance Cassez se declara inocente. Se sabe guapa. Su tez blanca y rasgos suaves no coinciden con la de una horrible secuestradora. Recuerdo el final de la película “8 milímetros” cuando Nicolás Cage le quita la mascara al asesino de mujeres y surge el rostro infantil regordete y rosado de un hombre. Ante la sorpresa de Cage, el criminal le dice: “¿Qué esperabas? ¿Un monstruo?”... Cassez no solo es guapa, es seductora. Sarcozy habló con ella una hora por teléfono antes de enfrentarse con el gobierno mexicano. 
La francesa se presenta como víctima, pero ha utilizado para su defensa un argumento muy débil. Dice que no sabía a qué se dedicaba Israel, su pareja. Tengo mis dudas. Yo no se si es culpable o inocente, pero me pregunto, ¿cómo se puede vivir con un hombre varios años y no saber en qué trabaja, ni de donde obtiene los recursos con los cuales viven los dos? ¿cómo se puede vivir con él en el rancho utilizado como cautiverio de las víctimas del secuestro? Hay fotos de Cassez y sus padres, junto a Israel Vallarta en ese lugar. 
Cassez se defiende, pero las víctimas como Cristina Ríos Valladares la incriminan: “Acusados de nuestro secuestro fueron detenidos Israel Vallarta y Florence Cassez, esta última de origen francés, quien ahora se presenta como víctima de mi caso y no como cómplice del mismo. Desde nuestra liberación, mi familia y yo vivimos en el extranjero. No podemos regresar, por miedo, pues el resto de la banda de secuestradores no ha sido detenida. Hasta nuestro refugio, pues no se puede llamar hogar a un sitio en el que hemos sido forzados (por la inseguridad) a vivir, nos llega la noticia de la sentencia de 60 años a la que ha sido merecedora Florence Cassez, la misma mujer cuya voz escuché innumerables ocasiones durante mi cautiverio, la misma voz de origen francés que me taladra hasta hoy los oídos, la misma voz que mi hijo reconoce como la de la mujer que le sacó sangre para enviarla a mi esposo, junto a una oreja que le harían creer que pertenecía al niño. Ahora escucho que Florence clama justicia y grita su inocencia. Y yo en sus gritos escucho la voz de la mujer que, celosa e iracunda, gritó a Israel Vallarta, su novio y líder de la banda, que si volvía a meterse conmigo (entró sorpresivamente al cuarto y vio cuando me vejaba) se desquitaría en mi persona)”.
Cassez dice que los testimonios de las víctimas que la han reconocido son falsos y que incluso son malidicientes porque asegura que las víctimas cambiaron su testimonio, aunque sus abogados no ofrecen aquellas primeras declaraciones hechas bajo el aturdimiento del rescate. Yo me preguntó ¿qué necesidad tiene la señora Cristina Ríos Valladares de mentir? ¿Por qué querría perjudicar a Cassez? ¿De qué le sirve mentir si vive exiliada en otro país? ¿Qué va a sacar dando falso testimonio contra una inocente?
El arresto de Florance Cassez efectivamente estuvo plagado de irregularidades, particularmente el montaje que Genaro García Luna en ese entonces director de la AFI, hizo para beneficiar a las dos televisoras a fin de que grabaran la reconstrucción de los hechos. No sabemos si Televisa y TV Azteca sabían del montaje. Esa es una discusión interesante sobre deontología periodística. Pero ese montaje que a cualquier funcionario le hubiera provocado el despido, fue premiado por el gobierno. Felipe Calderón ascendió luego a García Luna al cargo de Secretario de Seguridad Pública. 
El gran error del montaje o las fallas en el debido proceso, sin embargo, no borran los delitos de los secuestradores, pero ha sido un argumento utilizado no solo por los abogados defensores de Cassez, sino por Nicolas Sarkozy quien ha logrado exacerbar el nacionalismo galo cuando su popularidad ronda el 20 por ciento. También es un argumento utilizado por otros defensores de Cassez  y particularmente por un buen número de periodistas europeos que se han dedicado a reproducir los dichos de la francesa olvidando los testimonios de las víctimas. 
“Florence narra el ‘calvario’ de la cárcel, pero desde el penal ve a su familia, hace llamadas telefónicas, concede entrevistas de prensa y no teme cada segundo por su vida. No detallaré lo que es el verdadero infierno, es decir, el secuestro. Ni mi familia ni yo tenemos ánimo ni fuerzas para hacer una campaña mediática, diplomática y política (como la que ella y su familia están realizando) para lograr que el gobierno francés y la prensa nacional e internacional escuchen la otra versión, es decir, la palabra de las víctimas de la banda a la que pertenece la señora Cassez. Pero no deja de estremecernos la idea de que Florence, una secuestradora y no sólo novia de un secuestrador (con el que vivía en el mismo rancho y durante el mismo tiempo en el que permanecimos mi hijo y yo en cautiverio) ahora aparezca como víctima y luche para que se modifique su sentencia. Si lo logra o no, ya no nos corresponde a nosotros, aunque no deja de lastimarnos.”


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Heridas de la violencia en México
No le creían. Sus adversarios políticos la denostaron diciendo que todo era un montaje para aumentar su popularidad. La señalaban como una simuladora sin escrúpulos que se victimizaba. El partido le retiró su apoyo. Y Ella se hartó. Les mostró las pruebas de sus heridas de guerra. 
Se llama María Santos Gorrostieta y es la alcadesa de Tiquicheco en el estado de Michoacán. La intentaron matar en dos ocasiones. Es un milagro que siga viva y dando la batalla y por eso ha querido mostrarlo al mundo difundiendo las fotos de sus cicatrices. 
El crimen organizado que en Michoacán se llama “La Familia”, un cártel de la droga con fuerte acento conservador y católico, la quiso matar el 15 de octubre de 2009. La rafagearon con ametralladora cuando ella y su esposo esperaban a otro funcionario. Mataron a su marido. 
Hace un año, la intentaron asesinar nuevamente. Andaba en Ciudad Altamirano en el estado de Guerrero y un comando disparó a la camioneta donde viajaba en gira de trabajo. Se moría y el médico que la atendió tuvo a bien trasladarla vía área a un hospital de Morelia, la capital de Michoacán. Le salvó la vida. 
A María la vida le ha dado un vuelco en dos años. De ser una mujer sana y activa, ha pasado a padecer las secuelas de las heridas de los dos atentados: tiene lesiones en los brazos, en el costado derecho, y la espalda parece una coladera con cicatrices de balas, pero lo que más le da lata es la colostomía, una abertura quirúrgica en el colon a través del estomago. 
“La prueba esta en sus manos” --- les dijo a los descreídos--- “mi cuerpo mutilados habla por sí solo como una prueba de lo vulnerable que somos. Quise mostrarles mi cuerpo herido, mutilado, vejado, porque no me avergüenzo de él, porque es el resultado de grandes desgracias que han marcado mi vida, la de mis hijos y la de mi familia”, dijo en un comunicado acompañado de una serie de fotos que muestras las heridas que deja la violencia indiscriminada que padece México y que ha dejado 32 mil muertos en cuatro años. 
María Santos Gorrostieta es madre de tres hijos. Asumió su puesto el 1 de enero de 2008. No se doblegó ante las exigencias de los maleantes. Tampoco claudicó ante los reclamos de los corruptos que todo lo convierten en clientelismo y negocio. Ha preferido seguir luchando para ofrecer un cambio a: “los niños, las mujeres, los ancianos y los hombres que se parten el alma todos los días sin descanso, para procurar un pedazo de pan para sus hijos... La fuerza interna que me ha movido para levantarme aún moribunda, ha servido para demostrar y hacer palpable el gran compromiso que tengo con mis ideas", dijo.
Se necesita una inmensa cantidad de agallas para continuar. Y María además de valiente ha convertido su rabia en servicio a los demás. Nos mostró las cicatrices del cuerpo, pero no las del alma; aquellas que se quedan marcadas por la perdida y el duelo. México ya no es lo que era hace cinco años y tampoco su vida. 


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La autora de esta frase fue asesinada. Se llamaba Susana Chávez y además de activista contra los feminicidios en Ciudad Juárez, era poeta. Tenía 36 años. Tiraron su cuerpo semidesnudo a la calle. Su cabeza estaba envuelta en una bolsa de plástico negra. Le faltaba la mano izquierda. 
A Susana le gustaba escribir. Empezó a los 11 años. Estaba a punto de terminar un poemario. Dedicó su vida a denunciar las injusticias contra las mujeres. Ofrecía lecturas de sus poemas durante las manifestaciones por las mujeres desaparecidas y asesinadas. 
Verónica Leiton realizó un performance basado en su obra. Susana publicaba en revistas y periódicos y participó como modelo en la portada promocional de la película “16 en la lista” cuyo argumento giraba en torno a los feminicidios.  
Susana escribió en su blog “primera tormenta” su último pensamiento: "Sentí dolor antes de que se recrudeciera toda la violencia que estamos viviendo los ciudadanos de esta mi natal Juárez. Pero ahora siento vacío, desamparo e impotencia, supongo que como muchos. Pensar en mejorías para mí está en verde, pero la esperanza la tengo aún porque soy mujer de fe. ¡Viva Juárez!". 
El 5 de enero le dijo a su madre que iría al centro con unos amigos. Ni siquiera se llevó su bolsa. Ese día fue asesinada, pero las autoridades entregaron su cuerpo cinco días después. ¿Por qué?, se preguntan muchos. La versión que la fiscalía de Chihuahua quiere vender es que se trató de un crimen común que no tenía nada que ver con su activismo. 
Afirman que la mataron tres jóvenes de 17 años con los que se fue a tomar cerveza. La hipótesis que sostienen es que Susana decidió irse a la casa de uno de ellos y que allí discutieron por lo que decidieron asesinarla. No esta nada claro. La sospecha se cierne sobre la versión oficial. 
Supuestamente los asesinos fueron Sergio Rubén Cárdenas De la O "El Balatas", Aaron Roberto Acevedo Martínez "El Pelón" y Carlos Gibran Ramírez Muñoz "El Pollo". Dicen que Susana les comentó que era policía y que los iba a denunciar por pertenecer a una pandilla. Que entonces se la llevaron a la regadera y que allí la asfixiaron. Y que luego con un serrucho le cortaron la mano para hacer ver el crimen como algo de la delincuencia organizada. La fiscalía descartó que hubiera rastros de violación, pero supuestamente ese fue uno de los motivos de la agresión.
¿Era Susana Chávez tan ingenua como para irse a beber sola con tres chavales desconocidos a una casa? ¿Era tan prepotente para mentirles argumentando que trabajaba como policía y los iba a denunciar por pandilleros? 
Lo dudo. Su historial de vida no coincide con estas actitudes. Además, la autoridad de Chihuahua que no ha sido capaz de resolver ni un solo caso de los 13 activistas sociales asesinados en un año, tres de ellas mujeres, tiene poca credibilidad. Una fiscalía que tampoco ha sido capaz de atender los feminicidios carece de apoyo social. El año pasado asesinaron a 446 mujeres. Por eso existe la desconfianza, la sombra de la duda. 
La fiscalía se defiende y argumenta que Susana tenía seis años de no participar en marchas contra los feminicidios, que ya no estaba relacionada con el ambiente de las organizaciones no gubernamentales que denuncian violaciones a los derechos humanos, que los últimos años trabajó en el Paso, Texas cuidando ancianos... en fin. 
Lo cierto es que no merecía morir así. Ni ella ni nadie. Y que Amnistía Internacional ya ha pedido una investigación rigurosa. Y que la Comisión Nacional de Derechos Humanos abrió un expediente. Y que las ong’s y colectivos de mujeres no piensan callarse, ni esconder su indignación. Y que muchas y muchos pensamos que guardar silencio nos convierte en cómplices. Es tanto dolor acumulado, tantas muertes, tantos asesinatos que se parecen.... lo único que nos queda es seguir alzando la voz.
El asesinato de Susana Chávez se inscribe invariablemente en la senda de los feminicidios, un crimen que se une al de miles de mujeres asesinadas por razones de violencia. Es la radiografía de la masculinidad más primitiva, la que lacera, ofende, lástima, agrede, insulta y cercena a la sociedad. Necesitamos construir entre todos una masculinidad libre de violencia, de ataques e impunidad. 
Una guitarra le da la despedida en el panteón. Su madre coloca una hoja en el ataúd. Es el poema que Susana Chávez escribió en honor a una muerta de Juárez: “Sangre mía, sangre de alba, sangre de luna partida, sangre del silencio”.

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Funeral del doctor Betancourt
El año nuevo exige recuento y ejcutometro. Las matanzas selectivas están generando terror. Ellos, los del crimen organizado, necesitan todo tipo de mano de obra. Profesionales que les construyan sus búnkers o mansiones; técnicos que les organicen sus telecomunicaciones; electricistas, albañiles, mecánicos, químicos para sus laboratorios de drogas y por supuesto médicos para atender a los suyos o mantener con vida a las víctimas de tortura. 
La complicidad de médicos en hechos atroces esta documentada en algunos regímenes como las dictaduras militares de Argentina y Chile. ¿Pero qué pasa cuando no cooperan? ¿cuándo se niegan a atender a los criminales? ¿cuando algún pez gordo del crimen organizado se les muere irremediablemente?.... los matan, matan a los médicos. 
Eso está pasando en Ciudad Juárez donde los cárteles de la droga tienen un nuevo objetivo: los galenos. Van ocho asesinados y quince secuestrados en los últimos meses. En la vorágine de información sobre violencia que se vive en México, muchos se han dedicado a contar los muertos. El ejecutometro le llamamos los periodistas. Un ejecutometro que despersonaliza, que se olvida de contar las historias de los protagonistas y que se reduce solamente a enumerar a cientos de muertos con hechos fríos o más bien escalofriantes la mayor parte de las veces. 
Por eso quiero destacar en esta cacería aterradora la figura del ortopedista y traumatologo Alberto Betancourt Rosales. Un hombre bueno, maestro de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Secuestrado, torturado brutalmente y asesinado a los dos días de cautiverio. Su cadáver fue arrojado a la calle con la cabeza cubierta con cinta masking tape plateada. 
Sus captores habían pedido dos millones de pesos que la familia no pudo reunir en tan poco tiempo. Supuestamente estaban negociando. Fue una víctima fácil. Lo secuestraron en el estacionamiento del Centro Médico de Especialidades donde trabajaba. Así lo han hecho con otros médicos. Los esperan a la salida de sus consultas, por eso algunos han decidido dar servicio privado de manera discreta, sin letreros, sin batas blancas, sin llamar la atención en un consultorio oculto. El gremio está harto. Desesperado. Han pedido médicos militares para atenuar la presión y el miedo. 
Más de 3.000 personas fueron asesinadas en Ciudad Juárez durante el año que apenas termina y casi 7.500 desde que Felipe Calderón empezó su guerra...
El ejecutometro sigue avanzando en el país... 31 mil muertos.... Y el ojo humano se acostumbra cada vez más a la violencia despiadada, a las imágenes espantosas de los muertos colgados en los puentes, desmembrados, decapitados... La última modalidad: arrancar el rostro a las víctimas parece no sorprender a casi nadie. 
La insensibilidad, la banalización del dolor, el horror de la inacción humana, la terrible realidad de ser simples espectadores.  

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Si tocan a una
Marisela con la foto del asesino de Rubí


“...nos tocan a todas”... Nos han tocado a todas, es verdad. A todas las que seguimos compartiendo su lucha, su grito desesperado, su denuncia, su exigencia de justicia y reparación.... y ahora su asesinato.
Marisela Escobedo era una mujer de convicciones. La conocí hace unas semanas en la Suprema Corte de Justicia donde premiamos un reportaje sobre el caso de su hija Rubí Frayre, asesinada a los 14 años por su compañero sentimental, exonerado por tres jueces de Ciudad Juárez. 

Marisela acudió a la ceremonia del Concurso de Periodismo “Género y Justicia, 2010” del que fui jurado. Su presencia era un poderoso símbolo del fracaso del Estado de Derecho en México: “¿Qué más puedo hacer?, me dijo con una noble sonrisa, “Seguir denunciando. Seguir exigiendo justicia. No voy a parar hasta ver al asesino de Rubí en la cárcel. Y no me van a callar. Lo hago por ella y por todas las mujeres asesinadas de Ciudad Juárez, de México, del mundo”. 

El reportaje premiado de la periodista Mirna Pastrana narra la historia de Rubí y la lucha de Marisela. El viacrucis policiaco y judicial que Marisela sufrió desde que Sergio R. Barraza, mató a su hija hace dos años. El joven de 25 años fue contratado por ella para trabajar en su negocio de carpintería. Allí conoció a Rubí cuando tenía 14 años. La acosó, la conquistó. Luego la embarazó. Al nacer la bebé se la llevó a vivir con él. A los pocos meses la mató a golpes. Tiró su cadáver en una marranera en la zona poniente de Ciudad Juárez y le prendió fuego. El sujeto desapareció con la pequeña. 
Marisela sospechó de él inmediatamente. Lo buscó con mirada detectivesca. Ofreció 1.500 dólares de recompensa a quien le diera informes sobre su paradero. Hasta que lo encontró en Fresnillo, Zacatecas. Fue ella quien dio aviso a la policía para que lo detuvieran. Así pudo rescatar a su nieta. Sergio confesó el crimen y llevó a las autoridades al lugar donde había quemado el cuerpo. Encontraron 39 partes de restos óseos de Rubí. Con el asesino confeso, el caso fue turnado a a la Fiscalía Especializada de Homicidios de Mujeres en Ciudad Juárez. El juicio fue anunciado para el 27 de abril  de 2010.  

Marisela esperó pacientemente la fecha.  La sala de juicios orales tenía toda la solemnidad que manda el protocolo. Hay un video en youtube que muestra ese momento. Los tres jueces, Catalina Ochoa, Nezahualcóyotl Zúñiga y Rafael Boudid, permanecen en silencio. Marisela tuvo oportunidad entonces de hacer uso de la palabra mirando a los ojos al asesino de su hija: “Sergio, no te perdono, que te perdone Dios si es que algún día te arrepientes, porque se que no lo haz hecho, de viva voz lo haz exteriorizado.. La jueza presidenta lee el dictamen: “Se absuelve por unanimidad a Sergio Rafael Barraza Bocanegra”. Los gritos desgarradores de Marisela y las otras mujeres resuenan como una condena para el poder judicial de Ciudad Juárez. Los policías intentan controlar a las mujeres que se levantan de sus asientos gritando “No, no, no....”
Se necesita mucho valor para convertir el coraje y la frustración en lucha. Marisela era una mujer valiente. Desde ese momento no cejó en su intento de repetir el juicio. El 20 de mayo el Tribunal de Casación revisó el caso y anuló el juicio oral que absolvió a Sergio. El 26 de mayo fue condenado a 50 años de cárcel. Condenado en ausencia, claro. Huyó y sigue prófugo hoy en día. 

Marisela llevaba siete meses de búsqueda. Le seguía el rastro al asesino de su hija, pero también buscaba denunciar la inoperancia del sistema de justicia mexicano. Buscaba exhibir a los cómplices del asesino de su hija, los jueces, policías, ministerios públicos, funcionarios, gobernantes, que han sido parte de la maquinaria que permite la impunidad en este país.

Y allí estaba, frente al palacio de gobierno colocando unas mantas para seguir denunciado cuando su asesino se le acercó. Ella lo vio a la cara. Corrió intentando salvar la vida. Cruzó la calle. Pero él matón la alcanzó. Le disparó a bocajarro en la cabeza. 

Marisela y Rubí fueron asesinadas por la impunidad. Son crímenes de Estado. Símbolos del despotismo contra las víctimas sin dinero. Los pobres no tienen acceso a la justicia en México. 
Marisela te lloro de impotencia, de indignación, de rabia... 

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La casa de Don Alejo


Lo dijo Cervantes, “la fuerza de los valientes, cuando caen, se pasa a la flaqueza de los que se levantan”. 

A sus 77 años Don Alejo Garza Támez murió como un valiente, atrincherado en su propiedad. Los Zetas, el cártel de exmilitares, excisión del Cártel del Golfo, pretendían robarle el rancho San José, en las inmediaciones de la presa Padilla, a 15 kilómetros de Ciudad Victoria, Tamaulipas.

El narco está vaciando pueblos enteros en el norte del país. Hay territorios que ya les pertenecen. El ejército, la marina o las distintas policías no entran. Son las jurisdicciones del narco, con sus propias leyes y reglas. Esto no suele ser noticia. La autocensura funciona. La propaganda oficial se encarga de ocultarlo. Y los merolicos del gobierno de disfrazarlo.

Desde hace tres años los narcos se fueron apoderando de todo: casas, negocios, ranchos, ganado, agricultura.... Hasta de las personas: campesinos, albañiles, plomeros, electricistas, muchachas... A veces a capricho del capo en turno, eligen mujeres, casi niñas; las “levantan”. Se las llevan y sus familiares nunca más las vuelven a ver. También secuestran trabajadores de muy distintos oficios para que les arreglen los desperfectos en sus casas y construyan nuevos búnkers. 

En el desgobierno que vivimos las leyendas se cuecen a fuego intenso. Abundan los casos de parálisis ante el monstruo del narcotráfico. El miedo es la constante. Y legítimamente se padece. La mayoría de la gente ha cedido la calle, las plazas, los pueblos, sus propiedades obtenidas a base de mucho esfuerzo. Ha sido la mejor manera de proteger la vida.  Comprensible. El cementerio está lleno de valientes y temerarios. 

Otros en cambio, audaces y románticos; utópicos y valientes, han decidido dar la cara. No dejarse, pues. No someterse al arbitrio de los maleantes. Ni a la indolencia de las autoridades. Don Alejo perteneció a este grupo de personas. Cuando vinieron y le dijeron: “Tienes 24 horas para abandonar tu rancho”, decidió no irse. Cazador aficionado desde niño, gatillero certero, coleccionista de armas y municiones; preparo el estratégico recibimiento a los narcos. Colocó seis armas en puertas y ventanas de su modesta casa y se dispuso a esperarlos sentado. 

A las primeras detonaciones contestó con destreza. Se movía de la cocina a la habitación disparando para que el enemigo creyera que allí adentro había un pequeño regimiento contestando el ataque. Él solito mató a cuatro e hirió a otros dos delincuentes.  

Al final lo cosieron a tiros. Su casa es el recuerdo de su fiereza y valor. La dignidad es un principio irrenunciable para algunos. Don Alejo Garza Támez representa el costo que hay que pagar en México por defender lo que te pertenece.   

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Isabel Miranda de Wallace 


A Isabel le secuestraron a su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda hace cinco años. Desde entonces luchó incansablemente por localizarlo vivo o muerto. Con el paso del tiempo la sospecha de la muerte persistió y siempre tuvo la ilusión de darle cristiana sepultura. 

El secuestrador de su hijo le confesó hace unos días la forma en que Hugo murió. Le dijo cara a cara que el muchacho sufrió a consecuencia de una brutal paliza un paro cardiaco el mismo día que lo secuestraron. Con voz pausada, sin rasgo de arrepentimiento o nerviosismo, según muestra el video de la policía, Jacobo Tagle Dobin le contó que él y sus compinches de la banda decidieron “desmemrarlo” y para ello fueron a comprar una sierra eléctrica a Wall Mart. Luego colocaron las partes del cuerpo en una maleta y varias bolsas de basura que tiraron en un canal. 

Isabel fue cazando uno por uno a los secuestradores de su hijo. Para encontrar a Jacobo colocó anuncios panorámicos en las calles. Conociendo la ineficiencia de la policía mexicana y su connivencia con el crimen organizado y el expedito sistema de justicia que tenemos, decidió no esperar en su casa. Como una detective profesional fue hilando la historia de cada uno de los delincuentes y sus nexos con las autoridades

“Deseo dejar claro que desde el 12 de julio de 2005 a la fecha,  he trabajado SOLA, con recursos propios, esta tarea que se supone le corresponde al Estado, debió ser realizada por AFI, con toda la infraestructura con la que fue creada para combatir la delincuencia organizada,  he sido yo la que ha aportado toda la información, que obra en expedientes de las dos Procuradurías, proporcionando nombres, líneas de investigación, así mismo he realizado directamente la captura de 5 integrantes de la Organización Delictiva”, dice Isabel. 

La lucha de Isabel se convirtió en una causa nacional. Fundó la Asociación Alto al Secuestro y su voz se empezó a escuchar con fuerza y convicción por todas partes. Fue reconocida, premiada, recibida por el presidente, invitada a foros internacionales para hablar del caso de su hijo y de unos de los grandes problemas que enfrentamos los mexicanos con la inseguridad: la industria del secuestro. México es el primer país a nivel mundial donde se registra el mayor numero de secuestros, un negocio muy lucrativo en donde participa un porcentaje importante de policías en activo. 

Los datos oficiales aseguran que diariamente se cometen tres secuestros, pero también estas estimaciones reconocen que solo uno de cada cuatro se denuncian. El año pasado fueron contabilizados alrededor de mil, un cuarenta por ciento más que en 2008. 

Por eso, la lucha de Isabel se hizo la lucha de todos. No existe familia alguna que pueda decir que no conoce la tragedia del secuestro de un familiar, un vecino, un amigo. Es uno de los crímenes más crueles en donde actualmente también participan algunos carteles de la droga. 

Lo que se ha podido comprobar a través de testimonios y consignaciones es la participación de los propios cuerpos antisecuestros de las distintas policías mexicanas. Lo cual hace más difícil la erradicación de un ilícito que va en aumento vertiginoso ante el desgobierno que padecemos. 

Isabel mientras tanto puede al menos saber que su hijo murió en cautiverio. Dice que es muy pronto para poder perdonar a los delincuentes, pero esta segura que con el tiempo lo hará. Por ahora lo único que quiere es encontrar los restos de su hijo para poderle llevar flores al cementerio y dignificar así su memoria. 

No piensa en la revancha: “Jamás ha cruzado por mi mente la venganza, si yo hubiera querido asesinar a uno de ellos jamás los hubiera entregado a la autoridad.  Crecí en una familia con valores, con amor, yo no sería capaz de atentar contra otro ser humano, porque el respeto a la vida es fundamental, por eso a mí me ha costado mucho trabajo tratar de entender por qué hicieron lo que hicieron”.

Isabel, madre coraje mexicana, ha podido cosechar los frutos de su lucha, una lucha que aún no termina, una lucha que es de todos. 

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Los refugiados de Ciudad Mier. Foto: Sanjuana Martínez


El olor es inconfundible: gente hacinada. Están sentados. Esperando. Esperan algo, no saben qué. Esperan todo el día. Llevan tres semanas esperando. Están en silencio. No hablan, esperan. Son más de 300. Son los primeros refugiados. Los primeros desplazados de la guerra.

Vienen huyendo de Ciudad Mier, Tamaulipas, un pequeño pueblo que en su momento fue denominado “pueblo mágico” y que ahora el Cartel del Golfo y los Zetas han vaciado a punta de metralleta. El Ejército y el gobierno dice que todo está controlado, que el Estado intervino a tiempo. Dicen que es mejor que los periodistas no se acerquen por cuestiones de seguridad. Solo los informadores en un convoy militar pueden entrar al pueblo. 

La carretera 54 luce desierta. Conozco muy bien el corredor Marín-Doctor González-Cerralvo y me duele ver como poco a poco los lugares se van convirtiendo en pueblos fantasmas. Primero fueron los pasaporteados (residentes mexicanos en Estados Unidos) quienes dejaron de venir. Luego la población de fin de semana y ahora son los habitantes los que huyen de sus viviendas forzados por la violencia. 

Esta mañana de noviembre luce el sol y hay 21 grados. Un día espléndido para ir a Ciudad Mier y ver realmente si la propaganda oficial del gobierno de Felipe Calderón tiene algo de verdad. 
Durante el camino rumbo a Ciudad Mier no apareció ni un solo militar o policía federal, estatal o local. La garita aduanal esta abandonada. El edificio  tienen impactos de bala. El resto del camino esta semi desierto. Casi no hay coches, ni trailers transportando mercancías, o autobuses con pasajeros cuyo destino son ahora los pueblos fantasmas ubicados entre Nuevo León y Tamaulipas. 

Al entrar a Ciudad Mier me da un vuelco el corazón. Esta vacío. Veo una camioneta pick-up cargada con muebles. Sale del pueblo. La comandancia fue incendiada. Las casas del alrededor de la plaza presentan impactos de bala de grueso calibre. No hay policía, ni autoridad alguna. El alcalde se fue a Roma, Texas. La plaza esta sola. El jardinero decidió quedarse. Se llama Alejandro Salinas Vela. Habla despacio, sereno: “Tengo miedo, aunque ya casi no me asusto de nada. Aquí vinieron y aventaron en esta plaza a cinco decapitados; sin brazos, sin piernas. Yo los vi. ¿A estas alturas que más me puede asustar?”. 

La violencia en Ciudad Mier no empezó ayer. Fue desde febrero que las balaceras no cesaron: “Empezaban en la noche y se acababan en la mañana. Dormíamos debajo de la cama. De los cantos del cenzontle pasamos al ruido de las balas”, dice Blanca Garza, vecina del pueblo que decidió quedarse. 

La mayoría se fue. De las balaceras cotidianas pasaron a un estado de guerra donde solo había dos bandos: el poderoso Cartel del Golfo y su excisión, ahora acérrimo enemigo, Los Zetas. Ambos se disputan aún el territorio. Ambos son ahora los amos y señores del pueblo. Sus convoys de camionetas son los únicos que patrullan la zona. Han impuesto su propia ley, mientras el Estado claudica en sus deberes de otorgar protección a los civiles. 

Por la carretera, don Eusebio advierte: “Tenga cuidado acaba de pasar un convoy. No del Ejército, ni de los Zetas, de los otros, del cártel del Golfo". Efectivamente por el camino de terracería el convoy viene de regreso: ocho camionetas pick up y dos todoterreno a gran velocidad. Tengo que orillarme para darles paso. Los veo. Las piernas me tiemblan. Las manos me sudan. La adrenalina súbitamente aparece. Los tripulantes, con ropa camuflada, apenas voltean y el séquito desaparece entre el polvo.
Ellos, los desplazados, los refugiados de Calderón tuvieron que irse. Se fueron forzados por las circunstancia. Dejaron su patrimonio con mucho dolor. Y no saben cuando van a volver. Por eso esperan en Miguel Alemán, el pueblo siguiente a 15 kilómetros, frontera con Roma, Texas. Están en el Club de Leones. Allí viven hacinados, esperando a que alguien les diga que por fin pueden regresar a sus casas. La vida en el albergue no es agradable. Solo hay dos baños para 300 personas. Las improvisadas camas tampoco son cómodas para nadie. Además empieza a hacer frío y las colchas escasean. 

Casi nadie quiere hablar. Tienen miedo. Mucho miedo de expresar sus opiniones. Los últimos meses han vivido aterrorizados. Han visto auténticas carnicerías. “Hemos presenciado muchas matanzas en el pueblo. Ya no se puede vivir allí. Nos vamos a venir a radicar aquí; mientras no nos manden seguridad de planta no vamos a volver. Jamás habíamos visto tanta violencia. Empezó en febrero. Las balaceras eran desde el anochecer hasta el amanecer. Ya se adueñaron del pueblo. Se quedaron con todo. Nos destruyeron completamente. Trabajar toda la vida para que a tu familia no le faltara nada. Y al final estamos sin casa. Sin nada. Nos preguntamos: ¿por qué nuestro pueblo?”, dice Juanita mientras prepara las mesas y las sillas para la hora de comer. 

Todos se organizan de manera espontánea. Colocan rápidamente el mobiliario de plástico color blanco para la hora de la comida. Al fin y al cabo, como dice Jesús Barranco Molina, encargado de abastecer los insumos del lugar, esto es un “campo de refugiados”: “Ni más ni menos. Estos son los desplazados. Ya no sólo se ha concentrado la gente de Ciudad Mier, sino también la de Peñitas, Guatepo, Canaleño, Las Auras, Malahuecos, El Troncón, San Carlitos, La Morita y de muchos pueblos más. Sigue llegando gente que está huyendo y aquí son bien recibidos. Pero falta hablar de otros: los muertos, los levantados, los desaparecidos, de esos nadie habla". 

Y tampoco de los refugiados. En la propaganda oficial del gobierno de Felipe Calderón la palabra no existe. En la realidad, sin embargo, son de carne y hueso. 
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El Ponchis tiene 12 años


Su especialidad es cortar cabezas y genitales. Tiene 12 años. No podemos decir que “El Ponchis” sea el más pequeño de los sicarios. A estas alturas en México todo es posible. Hay quien dice que los cárteles empiezan a reclutarlos desde los 9. La edad parece ser un factor insignificante en la escalada de terror que vivimos. 

Al “Ponchis” (no sabemos su nombre) lo busca el ejército como parte de una célula juvenil integrada por chicos entre 12 y 23 años, una banda considerada como los herederos del cártel de los hermanos Beltrán Leyva en Morelos. 

Degollar tiene que ser un trabajo difícil. Y también cortar los huevos. Pero el Ponchis se especializó y aprendió a dominar su oficio. Tan orgulloso se siente de ello que subió vídeos a youtube con sus hazañas. Ofrece un repertorio con sus métodos de tortura. Muestra fotos posando con armas, droga, camionetonas y cochazos. 

Su fama empezó a crecer. Y también su ego. La bestia negra puede dañar a cualquier, incluso a un niñato de 12 años. Los estragos del narcisismo son devastadores. Pensó que era invencible. Y comenzó a pintar las “casas de seguridad” a donde llevaba a sus víctimas para torturarlas y ejecutarlas. Las pintas eran a favor del cártel del Pacífico Sur (CPS) organización a la que pertenecen él y sus cuates. 

Dejando pistas por doquier, el Ponchis se engolosinó. Le encantaron los resultados de la autopuropaganda en Internet. Y la admiración que se ganó con los suyos. Le encantó que lo consideran el más pequeño de los sicarios, el más sanguinario, el más despiadado, el líder, el experto en mutilar... La clandestinidad no le servía. Por fin era famoso. Había dejado de ser anónimo. Invisible, como los siete millones de jóvenes “ninis” que existen en México. No hay proyecto de Estado para atenderlos. Ni discusión o mesas de dialogo al respecto. El gobierno evade su responsabilidad. Y así van surgiendo los costos del salvaje sistema económico que tenemos. 

El Ponchis es una fiel muestra. No trabaja solo. Sus hermanas “Las Chavelas” se encargan de tirar los cadáveres. Los arrojan a las cunetas, a las plazas; los cuelgan de los puentes... en fin, el resultado de sus proezas es difundido todos los días en la nota roja de los periódicos y telediarios.  
Pero la fama también tiene sus inconvenientes. El ejército le seguía los talones. Cuando llegó a capturarlo a una de las casas pintarrajeadas, se escapó junto al capo del cártel, Jesús Radilla Hernández. 

Seguramente el Ponchis se estará riendo de todos. Sus últimos vídeos lo exhiben golpeando a un hombre que está colgado. Le pega con un palo que lleva las siglas del CPS... En otra imagen está torturando a un señor vendado y la boca tapada con masking tape.... En otra, aparece armado con medio rostro cubierto y una gorra de camuflaje militar... 
El Ponchis es el rostro de nuestra tragedia nacional. 

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El famoso Ferras


El “Ferras” ha sido detenido en tres ocasiones durante los últimos cinco meses. Es un sicario, respetado y temido entre los suyos, operador del cártel de “La Línea” que mágicamente ha conseguido quedar libre sin cargos por sus múltiples delitos. 




¿Qué por qué siempre salgo libre?, preguntó retóricamente a los reporteros que lo cuestionaron en su última detención. “Muy fácil”, les dijo y añadió tras una cínica carcajada: “Con dinero baila el perro”. 

El “Ferras” conoce y disfruta el nivel de corrupción de las autoridades mexicanas. La seducción del dinero lo arregla casi todo en el México bronco penetrado hasta los pinos por el narcotráfico. 

Juan José Pereda Beltrán, su nombre completo es uno de tantos criminales beneficiados por el sistema penal de Ciudad Juárez, el epicentro de la violencia gore de México. Esta considerado como uno de los peores homicidas, secuestradores y distribuidores de droga en la zona. 

Sus delitos son para los policías, ministerios públicos y jueces, pecata minuta frente a un buen fajo de billetes: secuestro, homicidio, delitos contra la salud, portación de armas de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, robo de vehículos, ataques contra servidores públicos.... 

El “Ferras” reveló esta vez el secreto de sus milagrosas excarcelaciones: “No importa que me agarren, es fácil salir, sólo se trata de repartir dinero, a los policías, a los agentes del Ministerio Público, a los fiscales, a los peritos, a todos los funcionarios involucrados”. 

Incluso se dio el lujo de abundar en el tema: “Después de caer tantas veces, uno conoce a la gente, hace contactos y en el Ministerio Público saben que puede haber muchos billetes de por medio, siempre y cuando se porten bien y cooperen; cualquier fallita, cualquier cosa que no amarren bien, sirve para burlar la ley”. 

El “Ferras” es el mero mero del narcomenudeo en la zona de la colonia Alta Vista y vendía piso a los comerciantes. Quienes se atrevían a no pagar religiosamente su cuota de “seguridad” los secuestraba y casi siempre los ejecutaba. No hay datos aún de cuantas vidas se ha cargado, pero él parece sentirse orgulloso de su chamba. 

Esta vez cayó porque un grupo de élite de la Policía Federal lo detuvo en su flamante camioneta nuevecita, después de seguirle los pasos. En ese momento traía 31 cartuchos y dos kilos de marihuana. 
En mayo lo habían detenido conduciendo un coche robado y en julio   lograron aprehenderlo después de un enfrentamiento con policías federales. Quedo libre gracias al cochino dinero. El dinero no tiene color, filiación política, ni moral o  ética. ¿A cuántas personas secuestró y mató por haber recuperado su libertad?

El dinero compra hasta las conciencias. Nada raro. Lo se. Lo único que me sorprende es un dato: ¿Saben cuántos años tiene el Ferras?... 20 añitos.... Todo un maestro en el arte corruptor.